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El eco de La Tristitia en el Perú de hoy

El poema “La Tristitia” de Abraham Valdelomar es una de las expresiones más íntimas y melancólicas de la poesía peruana. En él, el autor se sumerge en una tristeza serena, casi espiritual, que brota del desencanto ante la pérdida de la pureza, la fe y la belleza. Hoy, más de un siglo después, esa misma tristeza parece reflejarse en el alma del Perú contemporáneo, sumido en una profunda crisis política y moral. La obra de Valdelomar, escrita desde la soledad del alma, se ha convertido en un espejo que nos devuelve la imagen de una nación que ha olvidado su propia inocencia.

En “La Tristitia”, el poeta recuerda con nostalgia su infancia perdida, símbolo de una época en que la vida era sencilla y los ideales aún conservaban su brillo. De manera similar, el Perú actual parece haber extraviado su niñez republicana: aquella esperanza de construir un país justo, solidario y transparente. Hoy, la corrupción, el enfrentamiento político y la desconfianza social han borrado la fe ciudadana. Lo que en Valdelomar es un duelo personal, en nuestra historia reciente es un duelo colectivo. Ambos —el poeta y el país— lloran la pérdida de algo esencial: la pureza del espíritu y la fe en un destino común.

La tristeza que recorre el poema no es una tristeza vacía, sino una búsqueda de sentido. Valdelomar no se hunde en la desesperanza, sino que intenta comprender su dolor para transformarlo en arte, en belleza. En este gesto hay una lección profunda para el Perú de hoy: si el país logra mirar su crisis con la misma honestidad introspectiva con que el poeta mira su alma, tal vez pueda convertir su caos en conciencia, su herida en sabiduría. La tristitia puede ser el inicio de la redención, no su final.

En el fondo, tanto Valdelomar como la nación peruana enfrentan la misma batalla interior: la lucha por no rendirse ante la desilusión. El poeta se siente solo frente a su desencanto, del mismo modo que el pueblo se siente solo ante un sistema político que parece haber perdido el rumbo. Pero incluso en esa soledad, existe la posibilidad de una renovación. Porque la tristeza, cuando se asume con verdad, puede convertirse en fuerza espiritual.

 

Así como “La Tristitia” nos invita a mirar dentro del alma para encontrar sentido al sufrimiento, la crisis política del Perú podría ser la oportunidad para que el país mire dentro de sí y recupere su esencia. Valdelomar escribió desde el corazón herido de un hombre; nosotros, desde el corazón herido de una nación. En ambos late la misma esperanza: que después de la tristeza, renazca la luz.

 

Por Kike Pineda

 

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Comentarios: 1
  • #1

    Raúl Ángeles (viernes, 17 octubre 2025 19:43)

    Gracias kike por regalarnos esta hermosa apreciación desde un punto de vista profundo y parangon poético de la obra del peruano Abraham Valdelomar. Saludos cordiales desde París - Francia.